viernes, 30 de septiembre de 2011

Rolando 2a Parte


El día siguiente al enfrentamiento con Rolando conocí a quien sería mi primer amigo en la vecindad, se llamaba Rubén y tendría los mismos ocho años que yo tenía en ese entonces. Serían las diez de la mañana, cuando escuchamos llamar a la puerta, mi madre acudió a abrir y se encontró a un niño regordete y simpático que de inmediato le pregunto- Señora ¿Deja salir a jugar a su hijo?
- ay, m'hijo. No sé, es que luego me le pegan. Ya ves que todavía no conoce a nadie.
-Ándele, nomás aquí en el patio, aquí no se mete el Rolando.
- ¿Tú conoces al tal Rolando?
-Sí. Es de "Los de la calle de atrás" y ya hasta lo metieron a la cárcel una vez
-No me digas, pásate y te invitamos un taco en lo que nos platicas. ¿Le avisaste a tu mama que venias para acá?
-No esta, se va a trabajar, pero mi hermana me dio permiso.
- Bueno. Siéntate, Mira él es Noé, ¿Ya lo conocías?.
-Nomas de ayer en la tarde, que se peleo con Rolando (Yo agradecí profundamente la omisión de un par de detalles. Primero: Me conocía desde el día que me hicieron llorar en el otro patio y segundo: El encuentro con Rolando tuvo de pelea lo que yo tenía de Griego. El único golpe bien puesto que pude dar fue gracias a que lo tenían sujeto, sino ni ese le hubiera pegado, pero el hecho de callar mi vergüenza en su patio y el llamar pelea a la golpiza que me dio Rolando, le gano de inmediato mi simpatía) ¿Te llamas Noé? (Dirigiéndose a mi)
- Si. Noé Cruz, Respondí.- Y ¿Tu?
- Rubén. Vivo acá atrás en el otro patio, cruzando por los lavaderos de en medio.
- Bueno Rubén, pues platícanos de ese tal Rolando -insistió mi madre y añadió-¿Te gustan los huevos revueltos?
-Si muchas gracias, señora. Pos el Rolando Vive en" la calle de atrás" y es muy peleonero, hasta le pego a su papa y por eso lo metieron a la cárcel.
-¿Le pego a su papa?-Exclame escandalizado
-Si, vinieron patrullas y se lo llevaron a la cárcel.
Mi madre me miro sin poder disimular su gran preocupación. Al parecer me había echado un alacrán a la bolsa.- Voy a ir a hablar con su familia para que te deje en paz- Dijo resuelta.
- No ma' ya no creo que me quiera pegar.-Dije intentando parecer valiente pero con los huevos en la garganta.- ¿Me dejas salir tantito?
-Ándele, seño (Me apoyo Rubén) No'mas tantito y aquí cerquita.
-Pero con mucho cuidado y sin salir de la vecindad, preséntale a tus amiguitos ¿eh?
Salimos al patio y me fue contando.
- Nosotros ya tenemos tres años en la vecindad. Desde que murió mi padre, nos vinimos para acá.
- ¿tienes hermanos?
-Sí. Tengo dos. Nati y Ernesto. Nati estudia la prepa y Ernesto la secu y también le ayuda al carnicero, por eso le dicen "El Carnes"
-Ja, ja ja¿"El Carnes"? Suena bien vaciado, Manito. ¿Cuantos años tienen?
-Nati 16 y Ernesto 13. Mira esa es Nati (Y la vi venir desde la entrada de la vecindad, con una falda corta y calcetas altas, con andar seguro y provocativo. En ese momento me pareció la chava más guapa del mundo) ¿Verdad que esta bien chula? Mi mama le dice que se cuide, pero a ella le gusta tener novios, pero no de aquí de la vecindad. Ella tiene novios en su prepa.
Paso junto a nosotros y le jalo el pelo a Rubén mientras me echaba una ojeada rápida y preguntaba -¿Y este chavito, de donde lo sacaste?- Sin detenerse a recibir respuesta. Si el verla venir de frente era placentero, el verla alejarse, era como tocar el cielo. ! Que hermosa chamaca ¡y qué manera de mover el bote. Al llegar a su puerta y antes de entrar volteo y me pregunto directamente con una hermosa sonrisa picara -¿Que tanto ves, Flaquito? -y entro dejándome esa imagen grabada hasta el día de hoy.
- Te invito un agua de a tostón-Dijo Rubén. Despertándome de golpe.
- Órale.-Respondí gustoso, y echamos a andar hacia afuera de la vecindad. Casi frente a la vecindad estaba el mercado, era una serie de puestos de lámina y madera, en los que podíamos comprar "El Mandado", había carnicería, pollería, abarrotes y todo lo más esencial. Le pregunte que si en esa carnicería trabajaba su hermano y me respondió que no, su hermano trabajaba en otra carnicería, jugamos por unas dos horas y nos despedimos, quedando de vernos por ahí de las seis de la tarde.
Al volver al cuarto encontré a mi madre inclinada sobre su máquina de coser, apurada por terminar de coser la tanda de colchones que entregaría el día de hoy, aun faltaba llenarlos y teníamos que ir a comprar la borra, afortunadamente el lugar donde la comprábamos estaba a unas cuadras de distancia solamente. En el radio se escuchaba a Rocio Durcal Cantar "Sola". Su hermosa voz brotaba de la bocina, triste y melodiosa. Cuando vi el semblante de mi madre, comprendí hasta donde se identificaba con los sentimientos expresados en esa canción y quizá por vez primera entendí el dolor de mi madre y lo compartí, una especie de cosquilleo me recorrió el cráneo, era una mezcla de ternura y tristeza que me hizo abrir los ojos y ver a mi madre como una mujer que ha perdido a su hombre y no tiene sino a un niño en quien volcar su cariño pero a nadie con quien externar sus sentimientos mas profundos e íntimos. Una mujer que pierde a su marido a los 28 años de edad y tiene que salir adelante con un hijo de 7 años y tener que poner buena cara al mal tiempo. No tiene una misión fácil en la vida. Por un momento me vi tentado a llorar y lamentarme por la falta de mi padre, pero recordé las palabras pronunciadas por mi madre la noche anterior- "Dios me quito a un hombre, pero me dejo a este otro"-E hice de tripas corazón y me prometí nunca doblarme delante de mi madre, debía ser un apoyo para ella nunca un estorbo.
Con el paso de los días, fui conociendo a los demás vecinos de la vecindad y a algunos de "Los De Afuera" también, A medio camino entre la entrada y mi cuarto, vivían doña Lucha y sus nietos, del lado derecho y del lado izquierdo Rosa y sus hijos.

Doña Lucha era una simpática señora como de unos sesenta años y tenía seis "nietos" todos hombres desde dieciséis años hasta uno de tres, la madre de los niños trabajaba como secretaria en alguna oficina y prácticamente nunca se le veía en el día por la vecindad, incluso los fines de semana, llegaba ya oscurecido el día. Los "Nietos" eran un verdadero vendaval, desde el mayor hasta el menor. La pobre de Doña Lucha, a duras penas lograba someter a un par de ellos cuando ya se le habían desmandado los demás, era un trajín de todo el día y en no pocas ocasiones decidía renunciar y dejarlos en completa libertad. Justo frente a su puerta se encontraba la de "Rosa y sus Hijos". De quienes ya hemos comentado, así que ya te podrás imaginar la de desmadres que se organizaban en ese pequeño tramo del patio. Junto a Rosa, vivía Yolandita, una señora joven y con aires de niña popis que cuando no nos hacia enojar con sus desplantes de La Alta Sociedad, nos mataba de la risa con su falta de aptitud para las labores del hogar. Yolandita era dueña de uno de los tres televisores de la vecindad y te cobraba la hora de televisión a veinte centavos, de lo que yo me emparejaba cobrándole la misma cantidad por traerle las tortillas o un viaje de agua. Frente a mi puerta vivía Panchita, una señora mucho muy joven y negrita, con los mejores sentimientos y un marido muy hosco, ellos tenían otra televisión y Panchita siempre que podía me permitía ver las caricaturas y yo correspondía haciéndole los mandados sin cobrarle, su marido era un tipo chaparro y muy fornido, obrero de una fabrica cercana y como dije antes muy hosco, si llegaba a verme en su casa se molestaba cantidad y dejaba de hablarle a Panchita por el resto de la tarde, yo procuraba no provocar problemas entre ellos e intentaba ser simpático con el, pero sin conseguirlo. A espaldas de mi cuarto y solo divididos por una pared, vivían los Gómez, cuya familia contaba con cuatro hijas (Pero hijas de su pelona, eran verdaderamente temibles y osadas) La mayor de nombre Lourdes, se arreglo con mi mama para hacerle el quehacer de la casa y cuidarme cuando mi madre no estuviera, la segunda Carmen tendría unos doce años y ya se sentía señorita, la seguía martha una niña flaca como popote pero mucho muy fuerte ( A sus diez años cargaba dos botes de agua a pulso, lo que me apenaba horrores pues yo de ocho solo los aguantaba a medias o llenos pero con aguantador y si tantito me entumía, me bajaba las clientas de mi patio) y por ultimo estaba Olga de ocho años igual que tu servilleta y muy especial para mí, ya te platicare por qué. Esos son algunos de los vecinos de quienes hablaremos más adelante.
Pasaron varios días sin tener noticias del Rolando y poco a poco fui integrándome a la palomilla que aunque lentamente, ya me iba aceptando, gracias a que Rubén me incluía en todos los juegos. Un día mientras jugábamos Stop (En el piso se dibuja un circulo, dividido en gajos con los nombres de diferentes países o regiones y cada niño es representante de una. Uno de los niños elegido por sorteo inicia el juego gritando- ¡Declaro la guerra en contra de......- y mientras todos se preparan a correr. Termina-.......Alemania!-y quien representa a Alemania debe saltar al círculo central y gritar -¡Stop! después deberá elegir al jugador que considere más cercano y adivinar por calculo la distancia que los separa -España a seis pasos normales- los demás chiquillos pueden dejar sus puestos y corren a atestiguar el conteo de pasos cuidando que no se alarguen o acorten y van coreando- unooooo, doooos treees, cuatrooo...- hasta llegar a el jugador elegido si el cálculo fue bueno se castiga a quien se le declaro la guerra , de lo contrario se castiga a quien la declaro) Vimos venir a Rolando y suspendimos momentáneamente el juego, se dirigió directamente a mí. Saludando-Quihubo chavo, ¿Que jais?
- ¿Que jais? Respondí temblando de miedo.
-Tranquilo, nadie te esta haciendo nada. O Que ¿Sientes pelos?
- ¿Pelos? ¿De quién? - Intentando disimular mi miedo.
- Chale, chale. No te pongas sabrosito, porque te la asegundo.
-Así serás bueno, poniéndote con los chicos. Pinche encajoso, culero
- Ya vámonos, manito- Escuche decir con voz entrecortada a Rubén.
- A ustedes quien los mete, pinches escuintles. Yo vengo a ver a este chavillo a ustedes ni los fumo, enanos metiches. Además no vine a pelear, vengo a hacer las paces contigo- Mirándome directamente. Mi miedo disminuyo, aunque sin desaparecer del todo.
-Ay si, wey.- Conteste incrédulo.
- Me cae de madre. Me gustas pa' mi cuate, pero ese día, me mentaste la madre y no ha nacido el wey que me la miente sin que se la raje.
- Tú me la mentaste primero.
- ! Chinga tu madre ¡¿Yo cuando?
-¿Ya ves?!Chinga la tuya ¡
Su risa resonó en toda la cuadra, relajándonos y contagiándonos de ella, -¿Ves como no entiendes? Eres un pinche broncudo-  Me dijo entre risas y propuso -¿Cuates wey?- Estirando la mano. Las dudas me invadieron ¿Y si le doy la mano y me descuenta? Este no necesita descontarme para madrearme. Me respondí y estire la mía - !Cuates¡ exclame mientras estrechaba su mano.
-¿Y yo? Pregunto Rubén
-Tú preséntame a tu hermana- Respondió Rolando, para de inmediato estrecharle la mano también y consolarlo- No es cierto. A esa yo me la presento sólito, Cuñado.- Nuevamente reímos todos y mientras los demás chamacos firmaban amistad con el Rolando seguimos riendo y bromeando. Una vez que se terminaron las bromas, Rolando se despidió y mientras se alejaba volteo un momento y nos recordó- Cuates ¿eh?!Hijos de la chingada ¡- Y arranco a correr seguido por nosotros que no parábamos de reír a pesar de la mentada. Fue una de las pocas veces en que una mentada de madre me ha parecido graciosa y a pesar de la mala fama o quizá gracias a ella, me sentí orgulloso de tener a Rolando como nuevo amigo y ahora al recordar. Sé que tenía razón al estarlo.

jueves, 29 de septiembre de 2011

El Señor Barron

 A veces mucho saber estorba. Me dijo un día el señor Barrón, mientras me observaba revisar la cámara fotográfica de otro cliente, refiriéndose al hecho de que en muchas ocasiones la solución al problema es más sencilla de lo que aparenta.
En tanto yo me devanaba los sesos, preguntándome la causa de que las fotos salieran "Borrosas". El me mostro un botón un tanto escondido en el lateral de la cámara, botón que controlaba el enfoque, ese botón se encontraba en modo Closeup. Por lo que las fotografías a distancia mayor de 0.60 cm, forzosamente se desenfocaban. El que la solución al problema fuera tan simple nos produjo mucha gracia, pero tras las risas y bromas, mi mente reconoció la inteligencia silenciosa que esa frase conllevaba. “A Veces Mucho Saber Estorba" Desde entonces, esa frase me ha sacado varias veces de apuros en situaciones de trabajo que parecen muy complicadas, simplemente meto freno y vuelvo al principio a las soluciones básicas y muchas veces ahí encuentras la respuesta.

El señor Barrón tenía unos sesenta y tantos años, era carpintero casi retirado (Cuando has vivido toda tu vida de un oficio, no te retiras nunca) De físico menudo y aparentemente frágil, con maneras educadas y una voz tras la cual de inmediato se adivinaba su carácter decidido. Pulcro en su persona y su vestir, con un lenguaje de lo más correcto, sus anécdotas eran siempre bien recibidas.

Un día me llego a la tienda una atractiva mujer de unos treinta y tantos años, me pidió un par de pilas Duracel doble "A" y mientras se las entregaba, me pregunto por los álbumes fotográficos que tenía en el aparador, en eso entro el señor Barrón y cortésmente nos saludo a ambos y se situó en una esquina del mostrador esperando su turno, ofrecí mostrar los álbumes a  la mujer y ella acepto, apenas los estaba sacando de su empaque cuando irrumpió, quien supongo seria su marido y muy molesto le espeto
- ¿Tanto tiempo pa' comprar un pinche par de pilas?- mientras me lanzaba una mirada llena de coraje. La mujer solo atino a balbucear algo sobre lo bonitos que estaban los álbumes y me estiro un billete para que me cobrara. El tipo salió y se subió a su camioneta y la mujer lo siguió sin despedirse.
El señor Barrón exclamo- Hasta luego, señora. Que le vaya muy bien y tenga un bonito día.
Ella volteo y apenada nos sonrió.

- Fíjate como hay maridos celosos y pendejos.- Comento El señor barron- Este hombre acaba de volverse loco de celos por un minuto que ella tardo en ver un artículo del aparador, te aseguro que si la hubiera atendido una mujer, el no se pone así. No es prisa, son celos. Ahora, imagínatelos en una fiesta. no'mbre, que infierno para la pobre mujer.

Guardo silencio unos momentos, mientras buscaba en su memoria y continuo.
- Cuando era joven, me gustaba el Basebol y lo practicaba, un día después del juego, nos fuimos a un restaurante a comer algo y tomarnos un par de cervezas. Eramos como seis y juntamos dos mesas. Cuando mejor estaba el ambiente, entra un fulano de esos como norteños, con sombrero, botas y una chamarra de piel de gamuza, acompañado de una dama con un vestido muy corto y ajustado, con un escote muy pronunciado y un cuerpo lleno de curvas. Con decirte, que todos en el  restaurante nos quedamos en silencio mientras los veíamos subir una escalera, que los llevaba a su mesa en el segundo piso. El tipo muy caballeroso le retira la silla y se nos queda viendo muy encabronado y ahí te viene de regreso para nuestra mesa, mientras baja la escalera, saca de la cintura una escuadra (Tipo de pistola) y se nos para enfrente. Yo no sé si por chaparro o porque me vio cara de pendejo, se dirigió nomas conmigo.
- Óigame amigo, me quiere explicar que tanto le ve a la dama que viene conmigo.- Mientras me apunta con la pistola a la cara - ¿Que no sabe que los pinches mirones se mueren más pronto?
- Pues vera señor, yo a la dama, no le veo más que lo que usted la deja que enseñe. Yo ni me estiro ni me agacho. Le veo lo mismito que usted le verá si voltea pa' donde la dejo.
El tipo volteo y observo a su acompañante, con la falda del vestido casi hasta los muslos, su mirada perdió agresividad y guardando la pistola,  me dijo- Señor , creo que tiene usted razón. Le pido una disculpa.
Subió apresuradamente por su mujer y cuando paso junto a la mesa se despidió.- Hasta luego, señores. Que pasen buena tarde.

A la memoria de mi amigo el señor Alberto Barrón.

29 de septiembre del 2011



lunes, 26 de septiembre de 2011

Rolando ( 1ª parte)

Los tiempos cambian y las personas también, pero hay cosas que se mantienen inmutables y aunque al paso del tiempo nos convencemos de que "Todo tiempo pasado fue mejor" si vemos las cosas de manera objetiva notaremos que las mismas lacras que padecemos en la actualidad, las padecíamos en el pasado.

Mi recibimiento en la colonia Progreso Del Sur no fue el más amable de los que recibí anteriormente. Después del fallecimiento de mi padre, nos vimos en la necesidad de mudarnos con frecuencia, así conocí colonias como Tezompa (En Chalco) Santa Clara y la Progreso Del Sur. El cambio de casa tan continuo me confirmo que los consejos de mi padre debían ser tomados en cuenta

- Mira hijo, nunca permitas que te peguen sin responder madrazo por madrazo. si dejas que te peguen sin defenderte, te van a agarrar de pendejo y va a ser muy difícil convencerlos de lo contrario. Si te defiendes, aunque te partan la madre te van a tener respeto y en la calle el respeto es muy necesario. No es lo mismo madrear a un wey que no se defiende, que madrear a uno que responde, siempre se corre el riesgo de que el más pendejo te madree, pero solo el pendejo que se defiende. ¿Entiendes?
- Si, Pa'
- escúchame cabrón, tu madre te quiere hecho un santo y eso aquí en tu casa está bien, pero tarde o temprano tendrás que salir a la calle y está llena de cabrones y no quiero que te vean la cara de pendejo. Prométeme que te vas a defender.
- Si, Pa'
- Si llego a ver que te madrean y vienes chillando, el que te va a partir la madre soy yo. ¿Entendiste?
-Si, Pa'
-Se me hace que lo que te digo te entra por una oreja y te sale por la otra.

Pero no era así. Tu padre es la persona ejemplar que de ninguna manera quisieras defraudar y en ocasiones deseaba poder demostrárselo pero también me apenaba mi falta de agresividad, en realidad era un niño tierno y vulnerable que lo que menos deseaba era tener que pelear con nadie, pero al morir el y nosotros salir de la Metro me vi enfrentado a la realidad de la calle y a ser agredido incluso por niños menores, por el hecho de ser el chavo nuevo y aunque los consejos de mi padre me resultaban difíciles de seguir tuve que ponerlos en práctica. El segundo día en la vecindad, mi madre salió a entregar "Los Colchones" en La Merced recomendándome no salir de el cuarto donde vivíamos - No te vayas a salir, M'ijo, todavía no conocemos a nadie y no sabemos con qué gente estamos tratando, quédate aquí quietecito y cuando regrese te traigo unos tacos de suadero ("los Colchones" eran en efecto colchoncitos de plástico para bebe, que mi madre confeccionaba y vendía a unos locatarios en la merced, todos los días entregaba seis juegos de colchón y forro para el canasto llamado "Moises" y no siempre había tiempo para guisar, por lo que muy frecuentemente comíamos "Garnachas")
-Si Ma'
Pero a los ocho años, es muy difícil controlar tus impulsos y si estos te llevan hacia afuera, te convences de que solo saldrás a dar una vueltita por el patio y ya. Eso fue lo que pensé y aunque ya empezaba a oscurecer, decidí que nada podía pasarme mientras estuviera en el patio y camine buscando alguna distracción hasta llegar a la entrada de la vecindad, entonces escuche el barullo en el otro patio y de inmediato me encamine hacia allá. De pronto vi a una gran cantidad de jóvenes y niños entretenidos en sus juegos, los mayores jugaban juegos de contacto buscando impresionar a las muchachitas que estaban en el patio y juegos como el "burro entamalado" y "El Cinturón" eran adecuados para lucir su valor y destreza. Los niños practicaban diferentes juegos, pero a mí, me llamo la atención un grupito que jugaba canicas con bastante habilidad y me dedique a observar, mientras ellos jugaban y se reprochaban supuestas trampas y hacían gala de sus mejores tiros, yo iba emocionándome cada vez más a pesar de las miradas de antipatía que un par de ellos me dirigían y cuando un tiro que parecía casi imposible dio el blanco, fue tanta mi emoción que exclame -¡Hijo De María Morales! A lo que uno de ellos contesto-¿A quién le mentaste la madre? yo no podía creerlo, estaba tratando de hacer amistad y lo único que había conseguido era que me echaran bronca. Tratando de suavizar la situación, quise aclarar -Así se dice cuando un tiro esta bien chido. No se la mente a nadie.- Otro de los presentes (Primo del valentón) Exclamo- Voitelas este wey salió puto, Te tiene miedo Gatito- Risas y burlas entre los presentes y yo me sentía el mas infeliz de la tierra ¿Como Chingados me vine a ensartar en este pedo? y mientras las burlas resonaban en mis oídos y yo intentaba encontrar la manera de librar decorosamente este asunto, el gatito envalentonado me propino el primer empujón y al ver mi falta de respuesta, un segundo y un tercero. Yo de verdad no quería pelear y me solté llorando, lo que provoco más risas y burlas y no me quedo más opción que dar media vuelta y dirigirme a mi cuarto, seguido por los gritos de toda la chamacada de la vecindad. No hubo palabras de aliento, no hubo consuelo por parte de nadie y si además, mi madre llegaba a enterarse seguro me pegaba por desobedecerla, yo no me cansaba de recriminarme. -Me hubiera quedado adentro, no me hubiera salido. -pero ya era muy tarde para arrepentimientos y el recuerdo de mi padre me venía a la cabeza con cada sollozo que salía de mi garganta y como tantas veces después de su muerte, hable con su recuerdo y le pedí que me ayudara a sobrevivir a esta vergüenza. Esto me consoló un poco y me dormí, Para cuando mi madre llego y me despertó para cenar los ricos tacos que me había prometido, decidí callar y no contarle la enorme vergüenza que sufrí.
Al día siguiente, mi madre me dijo que iríamos a "La Casa" a ver a mi tía Licha ("La Casa" estaba en la Escuadrón 201. Apenas cruzando Ermita Iztapalapa) y la idea de salir de la vecindad me pareció muy grata, cuando casi llegábamos a la esquina vi a una bola de muchachos hacer señas obscenas y piropear a mi madre, a lo que ella respondió mentándoles la madre y mandándolos a la chingada. Ellos de inmediato dejaron de molestar, pero este hecho a mí me puso aún más intranquilo (¿A dónde chingados vinimos a dar?) Quería pedirle a mi madre que nos cambiáramos inmediatamente, quería explicarle que esta gente me hacía sentir miedo, quería contarle mi experiencia en el patio la noche anterior, pero sabía que nuestra economía no nos lo permitía y calle para no mortificarla. Una vez que estuvimos en "la casa" mis temores se desvanecieron y me dedique a hojear revistas y ver la televisión de mi tía y cuando mi madre se despidió porque ya era tarde y tenía que ir a comprar el material, mi tía me regalo cincuenta centavos y con esta fortuna en la bolsa, acompañe a mi mama hasta ermita, donde me pregunto si sabría llegar solo a la vecindad, yo sentí que se me caían los calzones de miedo, pero nada podía hacer, tarde o temprano me iba a enfrentar nuevamente a mis temores y respondí que sí. Nos despedimos y atravesé la avenida como ella me enseñara y me dirigí a la vecindad, cuando a lo lejos vi a los vagos con quien mi madre chocara por la mañana, tuve la certeza de que pasaría problemas, mi primer impulso fue rodearlos, pero no conocía otro camino para llegar a la vecindad y rogando porque no me molestaran continué mi camino. Los ruegos de poco me funcionaron y cuando estaba a unos metros de ellos escuche decir

-¿Que ese no es mi hijo? (Risas) Dile a tu mama que al rato voy, que me espere sin calzones-Mi rabia fue mayor que mi miedo y sin medir consecuencias, respondí

- Chinga tu madre, pendejo
- huyyyyyyy si, se pone bravo el pinche escuintle. Pendejo no puedes con los de tu tamaño....... te hacen chillar y ni te tocaron. ! Pinche escuintle putito ¡
Yo había visto a este wey, pero ¿dónde? ¿Donde había visto a reste wey?! Pues claro, En las quesadillas ¡A mi mente vino el recuerdo de la señora de las quesadillas mandando por refrescos a ese pinche buscapleitos el día que fuimos a ver el cuarto de la vecindad y sabiendo donde pegarle exclame.
-¡Tu pinche madre quesadillera !
Su expresión se deformo de inmediato, y se me fue encima, los madrazos me entraban por todas partes, yo me cubría la cara en lo posible, pero descubría el resto del cuerpo, de pronto sentí que caía y el sobre mi exclamo

-Vas a tragar mierda, hijo de la chingada- y sujetándome el cabello me restregaba la cara contra una enorme cagada de vaca, mientras me ordenaba que abriera la boca y me la tragara. Mantuve la boca firmemente cerrada y cuando sentí en la mano una piedra la sujete y la proyecte con todas mis fuerzas, estrellándola un poco en su mano y un poco en mi cabeza. Un hombre mayor acudió en mi ayuda y varias señoras gritaban por una patrulla. el hombre me lo quito de encima y lo sujeto por los brazos, mientras las mujeres lo recriminaban- ¿No te da pena pegarle a un niño?¡ así serás bueno, pinche encajoso! - Otra persona me ayudo a levantarme y quedamos frente a frente, no tuve tiempo de pensarlo simplemente lo patee en los huevos con toda mi alma, el encajo la patada con solo una especie de pujido y su cara palideció un poco, pero nunca se quejo, se mantuvo callado mirándome fijamente mientras escuchaba las amenazas proferidas por las mujeres-¡Ya estuvo bueno de aguantarte tus chingaderas Rolando, ora si te vas a ir a la cárcel! Pero el hombre que lo sujetaba, lo soltó y el echo a correr atravesando "El Pastito" y dejándonos a todos con un palmo de narices. Recuerdo como una señora agarro a uno de los jóvenes de las greñas y lo cacheteaba mientras le reclamaba-¡Ya te he dicho que no te juntes con el Rolando y no entiendes!
Unas señoras me llevaron a la vecindad y me lavaron la mierda que traía embarrada por todas partes y cuando una de ellas dijo- eres bien machito, ni una lagrima te saco ese pinche verijon- yo me sorprendí de no haber llorado, estaba tan concentrado tratando de sobrevivir que no tuve tiempo ni de chillar y cuando me secaron y pusieron merthiolate en los raspones, pude ver en la cara de los chamacos de mi edad, admiración. Cuando mi madre llego, las vecinas y los niños le contaron lo sucedido y cuando ella me dijo que fuéramos a ver a sus padres para acusarlo yo me negué, le dije que yo no era "Chiva" a lo que una vecina comento - Su hijo es todo un hombrecito ¿Verdad?- La cara de mi madre se ilumino de orgullo, mientras decía- Dios me quito a un hombre, pero me dejo a este otro-y poniéndose seria me dijo - Si ese cabrón te vuelve a molestar, traemos a tus tíos para que le partan la madre. ¿Entendiste?- Esa era la solución, si yo no podía, mis tíos me canso que si le rompían la madre. Y esa noche dormí sin imaginar el vuelco que tomaría mi relación con Rolando al paso del tiempo.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Psicodelia (Archivo De Audio)


Escucha esta Historia AQUI
Increíblemente, el disco El Club de Los Corazones Rotos Del Sargento Pimienta, cumplió 40 años de haber salido al mercado. El leer esta noticia me recordó la época de la Psicodelia y la onda hippie (Seguramente pensaras que no pude involucrarme en el movimiento y estarás en lo cierto, ya que en el 67 apenas tenía cuatro años) y me llevo de vuelta a una tarde del 72 en la colonia Granjas Esmeralda. Esa tarde, mis amigos y yo deambulábamos por la calle en busca de diversión cuando uno de ellos (De aproximadamente 15 años) encontró a un amigo de sus hermanos mayores. Se saludaron y comenzaron una plática que poco a poco se fue dirigiendo hacia la música Rock. A mí por aquellos tiempos la música no me atrapaba aun con tanta fuerza y mucho menos cuando el idioma se interponía para evitarme comprender el mensaje de las letras, era necesario que el ritmo fuera completamente irresistible para atraparme, solo canciones como Negro Es Negro De Los Bravos, Molina de Creedence, conseguían llamar mi atención hacia la Música en Ingles. Así que cuando el nuevo amigo nos invito a seguir la plática en su casa escuchando discos, la idea me pareció muy mala y estuve a punto de negarme a ir, pero hacia muy poco tiempo que nos habíamos mudado a esa vecindad y escaseaba de amigos por lo que no quería disgustar a los que tenia llevándoles la contra y decidí acompañarlos.
Lo primero que recuerdo de esa experiencia es la casa de ese joven. Una casa muy humilde con piso de tierra y solo dos cuartos largos divididos por una cortina, al entrar en su casa y a falta de sillas nos sentamos en el suelo, al rededor de la vieja consola. El con un aire de solemnidad, procedió a sacar los discos de la disquera de la consola y los fue separando de los otros ritmos, para dejar a la mano solo los discos de rock. Yo no dejaba de mirar la casa de reojo intentando localizar un televisor (que por aquella época hubiera colmado mis mayores anhelos) sin conseguirlo, ya que no existía tal (Aunque difícil de creer en esa época un televisor en Blanco Y Negro era Un Lujo que pocas familias podían darse y uno de color, ni se diga, quienes tenían una TV acostumbraban a permitirte ver un programa por la módica cantidad de veinte centavos). Una vez que hubo clasificado los discos procedió a guardar los "Otros" que representaban a aquellas personas no "iniciadas" en "Los Misterios del Rock" y entonces iniciamos esa experiencia que me quedaría grabada en la mente hasta la fecha y que me llevo a adoptar el Rock casi como una Religión
durante la mayor parte de mi juventud.

El reproducir un disco de Vinil, traía consigo una serie de cuidados que hacían de esta acción casi un ritual. El disco estaba protegido por una funda plástica y una de cartón, esta última era en muchos casos una obra artística en la que podían encontrarse cualquier cantidad de mensajes subliminales, que te atrapaban tanto como la música. Una vez extraído el disco de sus fundas debía limpiarse a conciencia con un cojincito de terciopelo para evitar que alguna basurita dañara la aguja y al colocarlo en el tornamesa debías tener un pulso y un tino magníficos ya que tenias que insertarlo en un pequeño perno metálico y después colocar el brazo que sostenía la aguja justo al inicio de la canción que te interesaba escuchar.

Recuerdo claramente, como reacciono mi cerebro al bombardeo de sonidos estridentes con completo rechazo y sonidos que en el futuro harían mis delicias en ese momento me parecían un verdadero tormento. La sesión musical se fue alargando mientras escuchábamos rolas de Los Doors, Janis Joplin, Carlos Santana, Jimmy Hendrix y Creedence y al tiempo que escuchábamos las canciones éramos educados en el arte de observar las portadas de los discos para encontrar los mensajes que contenían (He de reconocer que esta actividad fue la primera en atraparme y evito que yo me fuera con los demás chamacos cuando decidieron huir) pero el momento cumbre de mi iniciación llego cuando, apagando la consola y a escondidas de sus padres y hermanos( para estas horas ya acostados en el cuarto que servía de dormitorio común)Nuestro nuevo guía, reprodujo algunos pasajes de canciones de los beatles en reversa, girando el disco manualmente y nosotros pegados al tornamesa para escuchar los casi imperceptibles sonidos nos fuimos maravillando cada vez más al escuchar sus explicaciones de los mensajes ocultos incluidos en las canciones. Francamente yo no entendía ni jota de inglés y los sonidos me eran muy confusos pero la sola idea de participar en tan grande misterio me atrapo irremediablemente y cuando llegue a la vecindad y encontré a mi madre hecha un manojo de nervios por mi ausencia y dispuesta a ponerme una chinga histórica. Sabía que podría soportarla estoicamente pues ya era un Rockero.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Un Domingo Sin Mis Padres


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Mi primer recuerdo de nuestra llegada a la colonia Metropolitana 3ª Sección en Neza, es mi intento de rescatar un carrito de una fosa séptica que nos estaban excavando para el baño y yo intentaba llegar a mi juguete estirándome desde la orilla hacia el fondo del pozo, cuando escuche gritar a mi madre y en seguida sentí como mi padre me levantaba y alejaba del peligro entregándome a los brazos de mi madre, quien se encargaría de ponerme una buena chinga y después me consolaría, como siempre sucedía.
Cuando nos cambiamos a vivir en esta casa yo contaba con cinco años a lo mucho y era un niño por demás cuidado y protegido (Cosa que a mi padre no le hacía ninguna gracia, como olvidar las discusiones sostenidas por mis padres por culpa de los cuidados que mi madre me prodigaba. Mi padre solicitando que me dejara salir a la calle a juntarme con los chamacos de la cuadra y mi madre negándose a hacerlo, argumentando que me podía perder o lastimar. A lo que mi padre respondía - Déjalo que se haga hombrecito, chingao. si sigues así me lo vas a volver maricón. No chingues, Rosa).

Tengo grabados en la mente los primeros días en esta colonia y las precauciones de mis padres para conmigo, recuerdo claramente a mi padre haciéndome notar las diferentes referencias (Como si tuviera una premonición) que me harían volver a casa en caso de extravió
- Fíjate hijo, en el tablero ("El tablero" era precisamente un tablero de madera ocupado prácticamente en toda su extensión por fusibles llamados en ese entonces "Tapones" desde donde tomábamos corriente todos los vecinos de la cuadra) Es muy importante que si te llegas a perder sepas decirle a la gente en donde vives y si no te acuerdas de la dirección, siempre podrás decirles lo que hay al derredor de tu casa para que puedan adivinar de dónde eres. ¿Entiendes?
- Si, Pa'.
- Pero no nomas me digas "Si pa'"(Dándome un coscorrón) Fíjate bien, que esto es en serio.
- Si, Pa'
- "Si, pa", "Si, Pa" Chingada madre, contigo, Cabrón. Te estoy diciendo que te fijes. Mira, también esta ese camión de volteo del vecino (Aun no conocíamos a nuestro nuevo vecino pero en realidad era un tipo que a mí me parecía muy simpático y al que la gente llamaba "El Tres Piedras" ya que era una expresión que el usaba para decir que algo estaba poca madre y ese camión era su "modus vivendi") y recuerda, la antena que acabamos de poner. No todas las casas tienen antena en la azotea y la de nosotros tiene hasta un foco, ¿ya viste? (El cambio de casa trae consigo una serie de actividades que pareciera interminable, pero afortunadamente parecía como si todas le tocaran a" la mama" y "al papa" y solo en algunas pudiera participar yo. Una de las que le tocaron "al papa" y que a mí me tuvo muy atento fue la colocación de la antena aérea para el televisor en la cual como toque final mi padre coloco un foco que se encendería todas las noches y que al preguntarle yo por su utilidad, mi padre respondió- Es para que no choque un avión o helicóptero con la antena- mientras cerraba pícaramente un ojo a mi tío chapín.)

Mi madre también tomaba sus precauciones y me repetía una y otra vez el nombre de la calle y número de la casa, para que me los aprendiera de memoria, pero yo a esa edad lo único en que pensaba era en salir a recorrer esas calles nuevas tan misteriosas como apetitosas y muy poca atención prestaba a sus indicaciones.
Y así llego el domingo. "El Domingo" era el día más esperado por mí, puesto que traía consigo el único ingreso monetario del que podía disponer tu servidor, que por cierto también era llamado "El Domingo"- Ya nos vamos a "La Casa, Javier- Decía mi madre, - Que les vaya bien- Contestaba mi padre, y mi madre preguntaba- ¿Ya le diste su "Domingo" al niño?. Era un día bien padre, en el que desde temprano ya estábamos de pie preparándonos para salir. Mientras mi madre y yo, visitábamos a la familia de mi madre en "La Casa", mi padre se iba a visitar a sus cuates y a mi padrino en la Peralvillo ( O eso nos decía) y desde las seis de la mañana todo era actividad febril, se ponía a calentar el agua de un bote con un calentador eléctrico, para bañarnos y mientras tanto se elegía la ropa que usaríamos ese día (Yo siempre me preguntaba ¿por qué causa me vestían justo como yo no quería?) Una vez bañados nos desayunábamos y juntos salíamos a tomar el camión, que nos llevaría hasta "La Candelaria", donde nos dividíamos y -Hasta la tarde, nos vemos en la casa. Cuida bien a Noé y me saludas a Don Gil y a tus hermanas- decía mi padre.
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Noe a los cinco años

Aquel domingo, primero que pasábamos en "La Metro" y mientras desayunábamos, por ahí de las siete de la mañana mi padre tuvo la ocurrencia de mandarme a la tiendita - A ver hijo, ve a la tienda y me compras unos cerillos "Torito" y el cambio te lo dejas de domingo (Dándome un peso y sonriendo de manera confiada a mi madre que lucía un tanto apesadumbrada) O¿ crees que te pierdas? ( Dirigiéndose a mí, en aquel tono de "A poco estas tan pendejo? que usaba para hacerme ver que la misión aunque importante ,era muy fácil de realizar) A lo que yo respondí confiado,- Orita los traigo bien rápido, Papito-
-¿Ves? Si m'ijo no es nada pendejo- Dirigiéndose a mi madre y haciéndome sentir el escuintle mas chingon del planeta.
-¿Seguro, Noé?- Pregunto mi madre aun no muy convencida.
- ¡Si!- Respondí (¿Como chingados me iba a desdecir?) Y salí dispuesto a conquistar la cuadra de una vez por todas ( La pinche tiendita estaba en la esquina) Al salir a la calle sentí un jalón de miedo, pero lo controle recordando que ese camino ya lo había recorrido junto a mi padre varias veces, y seguramente ahora vendría escondiéndose tras de mí para que no lo viera( Un par de ocasiones del sábado me había mandado a la tienda y al sentirme temeroso y querer regresar lo descubrí parapetándose en las bardas, mientras vigilaba mis pasos. Esto por supuesto me infundía mucha seguridad y me hacía sentir muy protegido) Confiado seguí mi camino hasta llegar a" La tienda de la güeras" (Un par de jovencitas pelirrojas que eran el sueño de muchos)
Me sentí como si le hubiera ganado la carrera a la luna a los gringos. Compre los cerillos y pedí una bolsista de garbanzos para mí como el vaquero que después de atravesar el desierto pide un whisky y me dispuse a volver a casa.
Al salir de la tienda, me ataco la primer duda, no sabía qué camino tomar, ¿Izquierda, derecha? Pinches calles estaban igualitas y el camión de volteo, pues no estaba en ninguna de las dos y de la antena ni me acorde. El miedo me fue subiendo desde los pies y me dieron ganas de chillar por primera vez en el día, pero ¡oh! vino a mi mente el recuerdo de mi padre escondido en las cercas para cuidarme y la confianza retorno de inmediato y supe que si tomaba el camino correcto, mi padre se sentiría orgulloso y de lo contrario saldría de su escondite para pendejearme y llevarme de vuelta a la casa. Decidí por el de la izquierda y camine con prisa para llegar a casa y al notar que mi padre no aparecía, la certeza de estar en lo correcto me dio ánimos y camine aun mas rápido, camine y camine, tanto que me pareció raro no encontrar la casa aun y mi confusión creció cuando volviendo la cara, vi que todo me parecía muy extraño. A mi mente vinieron las palabras de mi madre-Si algún día te pierdes, no te muevas de donde estas, te sientas y te quedas quietecito. No importa el tiempo que pase, yo iré por ti, pero recuerda ¡No te muevas de ahí! ¡Ahí te quedas!- ¿Te quedas? ¡Te quedas madres! ¿Y los pinches perros? (Yo tenía un verdadero pánico a los perros y los muy jijos de la chingada parecía que adivinaban y el mas pendejo de los perros me la hacía de pedo con decisión) Decidí regresar por mis propios pasos (Consejo este de mi padre- Si algún día te pierdes, no sigas caminando te regresas como llegaste)
hasta la tiendita y ahí esperar a que fueran por mí.
En el camino de regreso, me encontré con un montón de perros que seguían a una perra en brama, ocupaban casi la totalidad de la calle y me vi obligado a atravesar por los baldíos para evitarlos, esto me saco del curso y ya no encontré la tiendita. Mi desesperación crecía a ratos hasta convertirse en pánico, pero continuaba caminando, a ratos avanzaba y otros retrocedía, una desesperación enorme me embargaba y no encontraba forma de solucionar este problema, me recriminaba a mi mismo el no haber hecho caso de los consejos de mi madre y esperar en un punto fijo a que llegaran por mí y me preguntaba si todavía estaría a tiempo de hacerlo- Pero si me quedo aquí, ¿Cómo van a saber dónde estoy?- Pensaba y seguía caminando imaginando la cara de felicidad de mis padres al verme llegar a mi sólito y lo que contarían orgullosos a toda la gente. Así fueron transcurriendo el tiempo y la distancia sin que pudiera encontrar el camino a casa, de pronto me pareció reconocer un poco la calle por la que caminaba y poniendo atención fui recordando más y más cosas. Loco de contento eche a correr pensando en llegar a casa , tomar un vaso de agua y acostarme a descansar después de la chinga que seguramente me darían mis padres, pero eso no importaba lo verdaderamente importante era encontrarlos de nuevo. Al llegar a la esquina mi desilusión fue como un golpe al estomago, me tomo tan de sorpresa que hasta el aire perdí, frente a mí se encontraba el mercado al que acompañe a mi madre unos días atrás(Ese día fuimos caminando y a mí me pareció que estaba justo donde se da la vuelta el viento, era de veras lejísimos) Sintiendo la falta de aire, intente recobrarlo y al lograrlo también lance un chillido que se oyó en toda la zona, mucha gente volteo a mirarme, pero nadie me preguntaba que tenía solo una bolita de chamacos se acerco y me quisieron consolar- ¿Por qué chillas, chavo?- dijo el que parecía el líder. Un chavo como de once años con cara de vaguito y cicatrices de viruela
-Es que no encuentro a mi mama-Respondí, un poco desconfiado todavía (Los pinches robachicos no se andaban con mamadas y estos chavos bien podían trabajar para ellos y si se enteraban que estaba perdido iba a valer pa' pura madre)
-¿Pos donde esta? (Desde entonces odio esas pinches preguntitas pendejas ¿Donde lo perdiste? ¿Pos donde lo dejaste?)
Después de pensar un poco decidí mentir-Fue a las tortillas-
-Vamos a llevarlo a las tortillerías,- Decidieron y allá vamos de tortillería en tortillería preguntando -¿ No ha visto a la mama de este niño?
-¿Pos cómo es?
-¿Como es, tu?
-Pos es gordita y chinita y morenita- Decía yo
- Uuuuy pos así hay muchas-Respondió la tortillera, viendo hacia la fila y todo mundo a reír
-Entonces no?- Pregunto el vaguito
-No m'hijo, ahí échenle un ojo a la cola a ver si'sta si no, pos no (Otra enorme joya de sabiduría, expresada solo para mí)
-Pos vamos a la otra- y allá vamos y mientras tanto lanzábamos piedras a los enormes charcos, para ver quien hacia los mejores patitos( Si lanzas una piedra plana y delgada con la suficiente fuerza rebotara en el agua varias veces antes de hundirse. A cada rebote le llamábamos patito) y mientras ellos hacían gala de su capacidad yo hacía gala de mi ineptitud y todos nos botábamos de la risa y seguíamos avanzando en busca de tortillerías. Una vez que recorrimos varias tortillerías y no encontramos a mi madre, varios de ellos empezaron a protestar y a negarse a seguir caminando y cuando el interés ( Ellos esperaban una recompensa por llevarme con mi madre) dio paso al desanimo empezaron las preguntas que ya no supe contestar y entre llantos les explique que estaba perdido y no encontraba mi casa, para mi sorpresa se molestaron tanto que me corretearon a pedradas y tome una calle amplia que después cambie por callejuelas al encontrarme con mas perros, para estas horas yo me sentía exhausto y hambriento pero algo me decía que si despachaba mi bolsita de garbanzos, después no tendría que comer y retrasaba la hora de comérmelos. así continué lo que quedaba de tarde, entre brincar charcos y eludir perros me fui perdiendo cada vez más, el desazón y la preocupación por mis padres me tenían completamente invadido, a mi mente acudían muchos desenlaces felices a mi problema pero solo me consolaban momentáneamente, sabía muy bien que ni Kaliman ,ni Batman o Superman vendrían en mi ayuda (Si así fuera, hubieran llegado más temprano los muy ojetes) y contenía mi llanto con mucho esfuerzo para evitar que me fueran a detectar "Los Robachicos" que nunca descansaban de "Robarse a los niños chiquitos pa' ponerlos a pedir limosna". De pronto todo cambio, el paisaje de las calles se lleno de postes de luz tirados a la orilla de las calles y agujeros a un lado de cada poste esperaban a su próximo ocupante, la luz de la tarde empezaba a remitir y las sombras llegaban poco a poco para adueñarse de todo. Cansancio, Sed, Hambre y Miedo me abrumaron y me impidieron seguir avanzando, decidí comer mi bolsita de garbanzos y sentándome en uno de los postes procedí a abrirla mientras observaba como para los demás este era un día tan normal como cualquiera (Como chingados era posible si yo ¡Yo! Noé, el niño más bonito y obediente, me había perdido. ¿Cómo podían verme de lejos y llamar a sus hijos para que ya se metieran sin siquiera preguntarse qué está haciendo ese niño ahí sólito? ¡Que poca madre!) Mientras ponía un garbanzo en mi boca, decidí que primero los chuparía antes de comerlos para que me duraran más y solo comería de uno en uno. Las sombras avanzaron más veloces de lo que yo había calculado y decidí seguir caminando, las calles no tenían alumbrado público y las luces procedentes del interior de las casas eran luces tristes, amarillas, mortecinas y a duras penas lograban atravesar un poco esa masa de oscuridad que me envolvía y que casi podía sentir y tocar. Mi llanto broto incontrolable, no había manera de contenerlo más y junto al llanto llego el recuerdo de aquella plegaria y la voz de mi madre pareció surgir desde lo más profundo de mi mente- Vente m'hijo vamos a rezarle a tu ángel de la guarda.

Ángel santo de mi guarda
de mi dulce compañía...........

_.....No me desampares ni de noche
ni de día, porque si me dejaras me perdería

El escuchar esa oración en mis propias palabras, oración a la que tantas veces me había resistido (¿Por qué no nomas me dejan dormirme y ya?¿ Pa' que tengo que rezar?) desato en mi un llanto aun más fuerte y ya no me resistí, llore, chille, grite y berree, ( Total pinches robachicos que vayan y chinguen a su madre) el sonido parecía arrastrar todo mi sufrir con él , la desesperanza que fui almacenando durante todo el día, parecía hacerse escuchar y yo no podía contener mi llanto. Al pasar junto a una casa en la que se escuchaba sonar un radio, me recordó mi propio hogar y me sentí aun mas infeliz, pero al notar movimiento en el interior, sentí al mismo tiempo alarma y esperanza y cuando ese hombre apareció en la puerta y me pregunto:
- ¿Qué te pasa niño?- Mi alarma fue más fuerte y salí corriendo como loco, escuche los pasos acercarse a mi mientras el hombre insistía.- No corras , no te voy a hacer nada ¿Que tienes?- Al alcanzarme ya no tuve fuerza para resistirme y necesitaba urgentemente de alguien, así que decidí contarle mi pena, y al terminar de escucharme, pregunto
-Y ¿dónde vives?- (Que poca madre ¿No me estás oyendo que estoy perdido?) Quise recordar la dirección de la casa y dársela pero la había olvidado y me sentí el peor de los pendejos de este mundo, en ese momento recordé las instrucciones de mi padre y llorando recite:
- Mi casa está en donde hay unos tableros con muchos tapones
-¿La metropolitana? ¿Vives en la metropolitana?
¡A huevo!¡ A huevo! Este cuate es un chingon.
- ¡Sí! ¡Así se llama donde vivo! ya me acorde
- Muy bien pues vamos caminando en lo que te acuerdas de más cosas, ¿Que mas recuerdas? ¿Sabes cómo se llama tu calle?
- No me acuerdo (Queriendo llorar)
- No te preocupes (Tranquilizándome) ¿ De qué más te acuerdas?
- Junto a mi casa hay un camión de volteo grandote
-¿Y que mas?
- En mi techo tenemos una antena de televisión....
- ¿Si?
- .....Y la antena tiene un foco, para que no vaya a chocar un avión con ella.
Su risa broto espontanea y tranquilizadora. Nadie en este mundo con esa risa podría ser un robachicos. Este cuate seguro era un señor bueno como mi papa y mis tíos.
-¿así que tu antena esta segura contra aviones?
- Si ¿Sabes donde esta mi casa?
¿Ves esa estrella?
- ¿Cual?
-Esa la luminosa
- Si. Si la veo
- Bueno pues abajo de esa estrella esta tu casa
- Oooooorale........
Y mientras caminábamos y él me platicaba muchas cosas que ya no recuerdo pero que me hacían reír, yo no dejaba de observar aquella estrella y cuando al llegar a una esquina y ver la llave de agua recordé ese detalle y se lo comunique. Me pregunto
-¿Reconoces tu casa?- observe y vi la antena a media calle y estuve seguro de una cosa, la estrella era el foco de mi antena. Las lagrimas volvieron a brotar a raudales, pero estas eran lagrimas de felicidad y desahogo. Entonces supe que él era mi ángel de la guarda y le pregunte, nomas por no dejar-¿Tu eres el ángel de la guarda verdad?- Su risa fue aun más fuerte y más hermosa. La risa mas "sabrosa" que haya escuchado nunca. Me revolvió el pelo y sin contestar llamo a gritos- ¡Buenas nocheeeeeeees! ¡Buenas nocheeees! ¿Estás seguro que esta es tu casa?
Antes de poder contestarle de mi casa salió una vecina y al verme exclamo-¡Gracias a Dios! ¡Bendito sea Dios! ¿Donde lo encontró, joven? pásele orita no están sus papas porque lo andan buscando, pero se dan sus vueltas a cada rato, ya no han de tardar. Espérese y orita le dan algo. Déjeme acostarlo ¿eh? oritita salgo-
Lo vi recargarse en el lavadero y sonreírme. La vecina me llevo adentro y me preparo la cama, se sentía fresca y blanda más rica que nunca antes. Me dijo- espérame aquí voy a ofrecerle aunque sea un vaso de agua al joven que te trajo y salió dejándome acostado. Mis músculos parecían estar desenrollándose y sentía unas punzadas que me recorrían las piernas, comencé a sentir miedo por esto que nunca antes había sentido,, cuando escuche a la vecina decir- No está, ya se fue, cuando salí ya no había nadie y me fije en la calle pero tampoco estaba.

Cuando mis padres llegaron me encontraron despierto (A mí el cansancio no me deja dormir. Chistoso ¿No?) Y me llenaron de besos y caricias para en seguida llenarme de preguntas y cuando les conté del ”Señor Bueno" que me llevo a la casa, mi madre enseguida exclamo- Tu ángel de la guarda, era tu ángel de la guarda- lo que vino a reafirmar mi primer impresión y aunque mi padre y seguramente tu, no lo crean, ese cuate era mi ángel de la guarda. Chin de madre que si.

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